miércoles, 20 de abril de 2016

Cómprame, si te atreves


Cómprame. Hazlo si te atreves. Cómprame como lo haces con todo aquello que quieres, que yo, no valgo nada. No quiero que conozcas mi valor si de verdad crees que puedes ponerme precio. Tú lo sabes. La vida es más fácil cuando puedes escaparte de ella vaciándote los bolsillos, tapándote los ojos con unas bonitas gafas de sol. Y así me miras y crees de verdad que puedo llegar a mirarte, aunque no pueda verte detrás de tanto escaparate. Si debajo de la ropa se encuentra un alma vacía.

Dime si puedo tocarte y que mis dedos no se queden revoloteando por el aire, porque no hay nada en ti que sea del todo real. Dímelo antes de que acerque mi mano a tu cuerpo y mis labios se queden a un centímetro de tu cuello, por favor, esta vez no me quiero arriesgar. Porque la casa siempre gana y yo ya no estoy para perder el tiempo. Es lo único que tengo y no voy a invertir ni un segundo más en descubrirte, si al llegar al fondo compruebo que no puedo seguir buscando. Que no hay sorpresas, sólo engaño.

El de tus ojos que me dicen que no eres todo superficie, o ese curvar de tus labios cuando sonríes de verdad. Y no todo es apariencia. Cuando estamos a solas y no importa lo que llevamos puesto, porque nos lo vamos a quitar, y los minutos se cuentan por todo eso que hacemos y que no se puede contar.

No quiero preguntarte si yo te importo más que todo aquello que tienes y que nunca podrá amarte como yo lo hago, no quiero hacerlo porque tengo miedo de que tu silencio me conteste antes que tus palabras. Y puedas hacerme más daño. No quiero otra madrugada en vela, en mitad de la oscuridad, preguntándome si volverás aun sabiendo la respuesta. Perdóname si no te lo pregunto, y no te perdono por no haberme respondido jamás.

Toma tu dinero y lárgate por la puta puerta. Elegiste tu destino cuando ni siquiera te detuviste a mirar atrás. Y lárgate seguro de que esta vez no dejaré una ventana abierta, por ti, ni los cerrojos por echar. Ya no me quedaré una sola noche más despierta, ni buscaré en la almohada tu olor. No volveré a rendirme al dolor de llamarte sabiendo que no tendré tu respuesta.

Quédate dónde quiera que estés, no te voy a buscar. Pídete otra copa y brinda por mí, por ti, por aquel nosotros, por lo que pudimos ser y que ya nunca será. Por lo que se rompió y por cada uno de sus pedazos, por mis besos y tus abrazos, por ese para siempre que no se cumplirá. Cómprame si te atreves, tú que tanto dinero tienes, ponle precio a este sentimiento. Al dolor que se escapa de mis ojos cuando te digo lo que siento, cuando se inundan mis mejillas y se me quiebra la voz.

Justo en ese momento, pregúntate. Qué será de ti ahora que has perdido todo lo que realmente querías. Y que nunca pudiste comprar.

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